viernes, 28 de octubre de 2011

MONUMENTO A LA BATALLA DE AYACUCHO

La Batalla de Ayacucho, se desarrollo en el Pampa de Quinua  el 9 de de diciembre de 1824.  Fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las guerras de independencia hispanoamericanas y significó el final definitivo del dominio colonial español en América del sur. La victoria de los independentistas supuso la desaparición del contingente militar realista más importante que seguía en pie, sellando la independencia de Perú con una capitulación militar que puso fin al Virreinato del Perú. No obstante, recién en 1836 España renunció a la soberanía de sus posesiones continentales americanas. El tratado de paz, amistad y reconocimiento con el Perú fue firmado el 14 de agosto de 1879 en París.




Se encuentra ubicado en el centro de Bogotá ,  sobre la carrera Séptima entre calles Sexta y Séptima, frente al mas  conocido Palacio de Nariño , instalado hace 76 años. La iniciativa de hacer esta obra surgió en 1924, con motivo del centenario de la Batalla. Las figuras principales del monumento de Ayacucho son: las estatuas de Antonio José de Sucre — quien como general en jefe del ejército patriota dirigió la batalla— y José María Córdova, jefe de una de las cuatro divisiones del ejército. En la parte frontal hay un relieve descriptivo del momento de la batalla y en la parte posterior, otro, que muestra el momento de la capitulación del ejército español. 
Los principales símbolos que acompañan el monumento son conocidos en el lenguaje escultórico como figuras subsidiarias porque contribuyen a explicar el verdadero alcance ideológico del mismo. En la parte superior hay una mujer con una corona de laurel sobre un orbe (alegoría de la filosofía) y tiene su pie derecho sobre el continente americano.
En la mano derecha lleva una antorcha encendida y en la izquierda, en lo alto, un ave (símbolos de libertad). En la parte superior, al frente, hay un escudo de Colombia; al respaldo, una corona de laurel que envuelve los escudos de los países bolivarianos. En cada una de las cuatro esquinas del conjunto escultórico, hay un león yacente (símbolo de grandeza, valentía y nobleza) con una rama de laurel.  Cuando el monumento fue inaugurado, en 1930, lo pusieron frente a la iglesia de San Agustín, en una plaza que desde 1910 llevaba el nombre de plaza de Ayacucho  y que hasta ese momento ocupaba la estatua de Sucre, de Raoul Charles Verlet (1912) que, como casi todo los monumentos bogotanos, ha emprendido un desorganizado itinerario turístico y actualmente está junto a la iglesia de Lourdes. Hacia 1950 la obra fue rodeada por jardines, concebidos con la intención de crear un lugar de permanencia para los bogotanos.

                                                                                      HECHO POR : PAULA ANDREA CLAVIJO CLAVIJO, OCTAVO C

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